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Santiago da clases, tutorías especializadas para niños y jóvenes que tienen problemas académicos. Su nuevo sueño es “hacer un colegio gitano.

Desde pequeño es un enfermo al fútbol. Era hincha del nacional hasta que empezó a ver partidos de ligas grandes como la champions y “me daba tristeza ver luego un partido del nacional contra pasto”. El fútbol a sol y sombra de Eduardo Galeano hace parte de su colección de libros; este  aviva su pasión por su deporte favorito. 

Hace dos años sufrió un accidente jugando en un partido que “me rompió la rodilla en 7 pedazos, me rompí el ligamento cruzado; fue horrible, me operaron dos veces y estuve cutro meses en la cama, me quería morir solamente”. Tras no poder jugar por más de un año, estaba desesperado; inclusive “terminé con una súper novia que tenía; fue un año de mierda.” No obstante, eso no lo detuvode seguir jugando fútbol en canchas grandes o jugar con los del barrio. 

Por Ana Ortiz

Como cualquier deportista, o cualquier persona, Santiago tiene un vicio: el cigarrillo. Lo adquirió a los diecisiete años y aparentemente se agrava en la época de parciales de la universidad. Todo ello empezó porque lo suspendieron de la liga de fútbol de Bogotá, tras un incidente con una cerveza. Ese vicio no tiene intensión alguna de desaparecer y se nota por el olor que emana de toda su ropa. “Me gusta como quedan oliendo los dedos después de fumar.”. Afirma con una sonrisa, que revela sus dientes centrales, corroídos por el cigarrillo. 

 

 

 

Disfruta mucho viajar y le ha sacado provecho a eso los últimos cuatro años, en sus vacaciones de semana santa y de receso. Ha visitado diferentes partes de Colombia como Huila, Caquetá, Cartagena, Santa Marta, Cali, Pasto y Medellín, entre otros. Ha disfrutado esta experiencia durmiendo por allí y acampando junto a sus amigos más cercanos.

 

 

Vive con sus dos padres y su hermana. Es más parecido a su mamá por el temperamento fuerte, mientras que su papá es más pasivo. Su hermana tiene dieciocho años y pronto se va a ir a Canadá, tras haberse ganado una beca para estudiar en una escuela de baile, “me alegro mucho por ella.”, me dice.

 

Por otro lado esta su tío, quien le dio la oportunidad de viajar este año a Brasil para asistir al mundial de fútbol. Aunque sabe que la experiencia va ha ser  muy chévere, no se siente convencido de querer ir. “Después de pasar un año de mierda, haber terminado con mi novia, no poder jugar fútbol, no puedo asimilar la idea de que me voy al mundial; es como si todo se estuviera arreglando.”  

Santiago da clases, tutorías especializadas para niños y jóvenes que tienen problemas académicos, pero su forma de enseñar es más didáctica que otra cosa. Enseña matemáticas, italiano y literatura. Su nuevo sueño es “hacer un colegio gitano. Un lugar donde no necesariamente se enseñen las cosas de forma canónica, sino de una manera diferente en la que los niños puedan descubrir lo que les gusta y puedan aprender a hacer cosas y no solo a repetir información”. Su intensión: "ser amigo de los chinos".

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