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Sentada en el sofá blanco de su sala, con el sol del mediodía entrando por los ventanales de su casa, Natalia descubrió sus más singulares esenciales: sus tatuajes. El primero, un lobo en tinta negra, nos miraba desde su antebrazo izquierdo; otro recorría el borde de su antebrazo derecho, serpenteando sobre este un Love seeds; el tercero, en la parte superior de su brazo, decía saudade. En el último, el más significativo para ella, se leía mom, rodeado por un corazón. Este tatuaje se lo hizo en memoria de su mamá, Nancy.

“Mi mamá se murió cuando yo tenía diecisiete años…No es la mejor edad para eso, ¿no?”. Dijo, mientras descubría el tatuaje, remangándose el saco negro bordado que llevaba puesto. “Ella era pintora. Lo es todo para mí” comentó mientras sacaba de su caja de accesorios el reloj de Hello Kitty que le dieron a su mamá, cuando cumplió los quince años. Sus ojos, de un azul verdoso, se tornaron un poco vidriosos. “Se murió de cáncer de útero. ¿Cómo es posible que un ginecólogo no se dé cuenta de que tienes un cáncer hace diez años?"

Otros de los elementos más significativos para ella son sus ilustraciones. Con un estilo soñador, romántico, noventero y un poco outerwordly­–que parece salido de la estética de una película de Wes Anderson–hace encantadores retratos, dibuja unicornios, venados, gorilas... Además, diseña, hace styling y dirección de arte. Con trabajos como estos, se ha pagado sus cuentas sola, desde los dieciocho años. “A mi me gusta, no le debes nada a nadie”, afirma.

Su novio también es artista y vive en Londres. Hace pocos días, Natalia recibió una carta suya, en la que le regalaba algunas de sus creaciones de Golden Girl, su más reciente exposición. En la parte superior decía: 

 

Para mi amor e inspiración:

 

nunca dejes de brillar y compartir toda tu luz

esto siempre

-Fue tuyo-

 

 

Ahora su plan es viajar, con su pasaporte azul oscuro personalizado con stickers, antes de llegar a Barcelona, para estudiar Dirección y gestión de marcas de moda. Sus experiencias con las universidades anteriores no fueron las mejores: estudió diseño en tres facultades distintas…Una nómada, de 21 años, Natalia Swarz, estuvo en la Javeriana de Cali y en Panamá, –“allá odian a los colombianos; dicen que los hombres les quitan el trabajo y las mujeres a sus maridos”– para finalmente graduarse, en Bogotá, como diseñadora.

Además del arte, la moda es otra de sus pasiones, que se ve materializada en su closet, en sus tacones, la cartera de piel de cocodrilo de su mamá, revistas de moda como W y Nylon, y el collar de Padrehepecado, sin el que no sale nunca.

Entre sus seres más cercanos está su perro, un Pug: “él es mi hijo, una prima me dijo que no podía vivir con él y yo le dije que es como si yo le dijera que sacara a su sobrinita a la calle”. También está su hermana Andrea, fotógrafa que vive en Buenos Aires y con quien fundó una revista llamada Voltaire Sisters.

Por Adela Cardona 

Llevan cuatro años juntos, contando las terminadas y las vueltas. Como la mayoría de las relaciones, ha tomado trabajo, lágrimas y perdones prolongados.

Encontré un lugar en el mundo a través del arte.

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